Obtener un amuleto va más allá de unas simples indicaciones; éstas, por minuciosas que sean, no serán suficientes si Acuario no pone de su parte para añadirle ese toque propio que le otorga el ingrediente final. Esa parte habrá de provenir del propio Acuario, nadie más que él conoce sus verdaderos anhelos, miedos, fortalezas y debilidades. Otra cuestión a tener en cuenta es lo bien que el amuleto encaje en la vida de Acuario. Es decir, al igual que ocurre con la pareja ideal, la química entre él (o ella) y su amuleto se desarrollará con mucha fluidez.
Los ingredientes del amuleto ideal para Acuario
Un amuleto suele estar integrado por variedad de componentes que, a su vez, pueden ser tan innumerables como los deseos de aquel que los elige. Dibujos, joyas, plantas, frases, animales, etc. No hay límite para su composición física, su eficacia dependerá más bien de cuan compenetrados estén amuleto y poseedor.
No hace falta que un amuleto sea un objeto físico. En momentos determinados, una oración o salmodia bastará para producir los efectos deseados por aquel que los pronuncia. Los más utilizados son los amuletos materiales ya que durante el contacto físico existen fuerzas que se activan con más facilidad que aquellas que se desencadenan sólo en la mente de quien los lleva.
Cuando algo se hace sin el convencimiento de los efectos que tendrá, las energías que podrían influir en su consecución pasan de largo, como si optaran por no dotar de vida a aquello que se hace. Es una sabiduría que permanece imbricada en la trama del universo; aquellos que tomaron cuenta de ello comenzaron a utilizar con buenos resultados la focalización de los pensamientos en aquello que se pretende lograr. Esto ha sido así desde siempre y será así en las centurias venideras.
Cuando Acuario se disponga a crear su talismán con sus propias manos, necesitará expeler de sí cualquier forma de incredulidad. En cada acto, por sencillo que parezca, deberá concentrar toda su fe y sus más profundos deseos porque aquello tenga los efectos que busca.
En una cinta de papel violeta escribir con tinta roja el nombre de la persona amada; a continuación, con tinta naranja escribir la palabra dinero; seguidamente, con tinta amarilla, escribir la palabra salud; luego, con tinta verde, escribir tu principal preocupación; a lado, con tinta añil, escribir el más ambicioso de tus sueños. Enrollar la cinta sobre un cerillo, cuando se haya llegado a la última palabra, pegar la punta al rollo para que éste no se desoville.
Con un cuchillo filudo cortar la cabecita de fósforo y arrojarla tan lejos como te sea posible. Proteger el rollito con papel de aluminio; cubrirlo completamente. Depositarlo en una bolsita hecha con retazos de tela que tengan los siete colores del arcoíris. Luego amarrarlo con un trozo de cuerda de pescar y colgarlo de un anzuelo en un lugar muy elevado. Cada fin de mes, mentalmente, repetir siete veces las palabras positivas que están en la cinta.