Temperamentales, defensivos y de carácter fuerte. Estas son solo algunas de las características de cualquier Tauro durante la adultez. El paso de los años les ha dado lecciones valiosas sobre moderar su fuerza verbal y física, corrigiendo un poco el avivado ímpetu de su niñez. Hoy comenzaremos a conocer el horóscopo de estos pequeños pillos, desde el estudio de sus rasgos principales.
No resulta extraño que sus padres deban dedicar horas enteras y castigos para tratar de corregir esta conducta, que podría ser mal interpretada como un asunto de rebeldía. La realidad es que el toro es implacable y no tiene medias tintas. Su visión es blanco o negro, o estas con él o en contra. Si sus cercanos no le aportan, lo mejor es dejarlo tranquilo. ¿Pero cómo comienza la historia de estos chipilines? Aquí te explicaremos como son los niños de Tauro.
No es rebeldía, es impulso
La mayoría de los padres de hijos regidos por el signo Tauro creen de entrada que sus hijos son rebeldes. Ciertamente, hay algo de eso en estos pequeños, pero por lo general para que Tauro se rebele deben existir motivos. El pequeño Tauro comienza desde muy chico a separar el mundo entre amigos y enemigos, percepción que es casi inmediata por el impacto del elemento de la Tierra. Todo se resume en que si les tratas bien ellos te respetarán, pero si los molestas tendrás una respuesta en algún momento. El niño Tauro es explosivo después de aguantar bullying o cualquier otro tipo de abusos.
Cuando se busca defender, excede algunos límites y es cuando los adultos los regañan. Es así como comienza una dinámica confusa en la cual el pequeño torito siente que lo están regañando por el simple hecho de defenderse. En la injusticia se sienten desencajados y pronto comienzan a ver su ambiente externo como un campo de batalla en donde sobrevivir es necesario. Por eso también ellos suelen ser muy apegados a sus padres y mejores amigos, entendiendo lo seguro de este tipo de vínculos sentimentales.
Mirando hacia el futuro
Por todo esto, Tauro en su adolescencia comienza a ser menos confiado y más inteligente en términos emocionales. Ellos mismos van configurando su equilibrio, creando protocolos de actuación para la defensa y también límites para no sobrepasarse con el uso de su fuerza. Comienza a funcionar su conservadurismo y vemos como el toro comienza a abandonar su lado más rebelde. De ahora en adelante será un poco menos protestatario, pero muy sobreprotector de los suyos. La inocencia también cambiará y se transformará en lealtad.
La juventud transforma unas prioridades por otras y la perspectiva del torito evoluciona. De ser un pequeñín rebelde, pasará a ser uno más guerrero pero adaptado a los parámetros sociales establecidos. Si eres padre de estos amiguitos lo mejor es tratar de enseñarles a canalizar su ira. Ponlo a realizar muchas actividades que lo ayudarán a despojarse de la ira por otros miedos y enséñales mecanismos para que puedan resolver sus inconvenientes desde las tempranas edades. Darles herramientas los ayudará a encontrar la estabilidad en su vida.